lunes, 20 de mayo de 2013

Mi segunda Carrera Liberty


Madrid, 19 de mayo de 2013 - 9 horas








Es difícil hacer una crónica de una carrera que no sea: llegué, corrí, me fui. Para quien participa, cada una de ellas -por muy parecidas que sean- tienen algo especial, ese detalle, ese esfuerzo o esos compañeros que la hacen muy diferente de las demás. Contado puede parecer más de lo mismo.

Esta prueba es distinta por muchas cosas. Para empezar por algo el lema de “una meta para todos”. Para mí que tengo piernas, en buen estado, creo, y estoy entrenada puede ser habitual asistir. Lo realmente heroico es aparecer con una silla de ruedas, que cuesta montarla, ajustarla, prepararla y correr con ella. En la Liberty los verdaderos protagonistas son ellos y los discapacitados que participan más tarde en su carrera de la superación. Y los niños, que desde tan temprano se van metiendo en este mundo: de los chupetines a los juveniles.

Tras Mapoma, no estoy en absoluto en condiciones de volver a meterme en este lío. Lo sé, me da igual y me inscribo. Me apetece realmente estar y más por la gente con la que voy a coincidir esta mañana.

El sábado antes vuelvo a ponerme nerviosa. No encontrarme al 100% me hace estar insegura.

A las 8:15 hemos quedado delante del Palacio de los Deportes un buen grupo para hacernos la foto de familia, prepararnos y darnos ánimos. A la cabeza Cristina Mitre y Tamara Sanfabio y algunas #mujeresquecorren: Almudena, Belén, Loli, Begoña, María Luisa, Annunziata, Irene, todas con nuestro dorsal solidario de http://www.unoentrecienmil.org/. Y por supuesto también los compañeros Roberto Lanzas, José Luis (Johnny) y Rai que todavía no corre por su lesión pero viene con cámara y móvil para tener un buen montón de fotos.






 






















Mientras estamos esperando a juntarnos todo el grupo, como es habitual y de esperar, Shinichi Sasaki en la Plaza, nos atrapa a todos los presentes con su objetivo, desea suerte y desaparece tirando fotos como quien reparte pétalos en una boda. En Facebook tiene hasta de los baños.



Llevamos ritmos diferentes entre nosotros y nos vamos colocando en nuestros cajones respectivos. Al lío.

La experiencia me ha enseñado que si quiero conseguir una marca debo colocarme en un cajón anterior al mío. No todo el mundo es consciente de lo que puede o va a hacer y la salida está llena de compañeros que no siempre pueden arrancar al máximo al pistolazo y entorpecen un poco. Me sitúo en el de menos de 40 minutos. Puedo salir fuerte, avanzar medio kilómetro y cuando ya no molesto a nadie agarrar mi ritmo.


Un minuto de silencio por los atentados de Boston.

Cinco… cuatro… Comienza lo bueno.

Nada más salir al grito de #mujeresquecorren veo a Tamara compañera de todas las quedadas que me agarra del brazo y me desea suerte. En eso que Johnny pasa como un rayo me dice adiós con la mano. Va lanzado.

El comienzo bueno. Las sensaciones no van mal, me relajo y empiezo a confiar e incluso disfruto. En el km 3 a la espalda un vozarrón me saluda. Carlos Mascías, el famoso, Doc para todos los tuiteros. Un placer compartir con él varios metros. Va fuerte y corre con seguridad, me gusta su estilo.

Durante los kms 4 y 5 me voy fijando un poco en la gente. Al lado llevo a uno que no para de hablar, ¡qué energía! El amigo no abre la boca pero él incansable, comienzo a alejarme porque me bloquea y me cansa su chácara.

Nada más pasar el avituallamiento, que no recojo porque en esta distancia no lo necesito, la cadera me suelta “te digo que nada de velocidad y ni caso”. Comienza a torturarme. La subida de Concha Espina a nivel principiante, temo que no supero el km 6 y el 7 ya me parece inalcanzable. Por una lado el no tenías que haber venido… por otro el orgullo, la rabia, la mala leche que me empujan hacia delante… Respiro y me acuerdo de Carlos, mi profesor de taichí y su “el cuerpo no es nada. Somos cabeza. Ella manda” y así sin resultarme nada sencillo supero el 6. Ya en el km 7 sí veo el final. En este punto la carrera vuela, siempre es igual, hay que agarrar el ritmo o morir. Si uno se va quedando descolgado en este instante empieza a hundirse porque ver riadas de gente superarte duele. Me vuelvo a ver fuerte, ya me olvido de mejorar marca, incluso ni sé si voy a mantener la que tengo.

El km 8 me resulta más o menos sencillo comparado con lo anterior. En el 9 intento volver a correr rápido por esa maldita manía que me ha entrado en esta ocasión de conseguir mejor tiempo. Creo que llevo cara de fastidio pero ver a Rai a pie de carretera, cámara al frente me hace sonreír y pensar lo grande que es este hombre que justo se lesiona y viene a ofrecernos una buena foto de nuestra llegada. Y me da igual disminuir la marcha para saludarle. 

Del km 9'5 a la meta corro con todas mis ganas y ahora que no me duele nada se termina la fiesta y cruzo la línea.


Los que corrimos Mapoma todos con nuestro minuto de más en nuestras marcas pero lo gracioso es que llegamos sonriendo al punto de encuentro. A lunes, a mí el tiempo oficial de 51:14” me pone muy contenta, por cabezota he sufrido como pocas veces, por testaruda disfruté de una mañana genial con un montón de gente a la que aprecio, ya si eso otro día consigo superar mi mejor marca personal.


Al aparecer Pablo Villalobos y Tamara Sanfabio (que es la quinta clasificada en mujeres) para despedirse descubro que tanto a populares como a profesionales nos ocurre lo mismo, hay días de buenas y de malas carreras. Es inevitable.










Los ganadores de la prueba Chema Martínez 29:58” y Diana Martín 34:55” y en sillas de ruedas Roger Puigbo 22:45” y María Isabel Simón 1:00:49”.

Cierro, me despido y me dispongo a hacer un circuito de fuerza y pesas. Y mañana, sin falta, comienzo mi plan para bajar de 50 minutos los 10kms. porque ésta va a conseguir hacer como poco 48 minutos en alguna carrera, si un maratón no ha podido conmigo 2 minutos no me van a vencer.

Hasta la próxima.

María Caballero
@MCG66Madrid 







miércoles, 15 de mayo de 2013

Cuarta Quedada #mujeresquecorren el #chotisrun


Madrid, 15 de mayo de 2013
11:00 horas Rosaleda de El Retiro



Hacía años que no preparaba nada especial para el día de San Isidro. Demasiado masificadas las fiestas, la Pradera imposible de pisar, largas colas para casi todo. Y este año, no sólo tengo un plan, sino que es algo que realmente me apetece porque volvemos a quedar ese montón de mujeres que ya nos tenemos cariño y que aprovechamos esta excusa para reunirnos por fin e ir conociendo a otras compañeras, tuiteras la mayoría, que sólo tienen personalidad del otro lado pero de las que poco sabemos de su aspecto.

Este post va a ser corto, no es el de la palabra, porque hoy el color, la alegría, la fiesta es la que va a marcar la mañana y nada mejor que unas fotos que todo lo reflejan.

Como era de esperar en San Isidro la lluvia verás. Llego al Retiro a las 10:30 y comienzan a caer las primeras gotas con timidez. Ya hay compañeras guarecidas bajo los inmensos árboles. Aparece Amaya Sanfabio con su pantalón corto y un gran paraguas, nos indica que la mayoría están bajo un tejadillo de uno de los merenderos del parque. ¡Comienza bien la mañana! Cada vez somos más, algunas no tienen más remedio que mojarse o quedarse bajo su paraguas porque el poco espacio techado ya no da para tantas #mujeresquecorren.

Transcurre el tiempo y llevamos cerca de media hora ahí, mirando al cielo, pidiendo que nos dé un ratito de tregua para cumplir nuestros planes: risas, saludos, lluvia… Cristina Mitre agarra el megáfono y comienza por darnos las gracias: 270 mujeres allí reunidas. Y emocionada sigue hablando, comentando cómo va a ser el entrenamiento  y el agua para, esta mujer es tan grande que hasta consigue cambiar la meteorología por unas horas.

Mientras, Eva María Tomé ya anda como una máquina con su cámara de una lado a otro para cazar todo lo que sucede a su alrededor en sus maravillosas fotos.


En ese momento descubrimos a algunos maridos, parejas, #hombresqueesperan, incluso han venido con los hijos. Ahí están Alberto Barrantes, Rai Zárate, Pablo Carmenado, Miguel @runnernovato.


La mañana promete, nos damos prisa para comenzar a correr por si el paréntesis no es muy largo. Tamara y Amaya Sanfabio y la propia Cristina Mitre encabezan los grupos.


Estos son los planos de los recorridos. Como siempre tres grupos: no he corrido nunca pero quiero intentarlo (dos minutos corriendo y dos caminando); corro cinco kilómetros y quiero más; corro 10 kilómetros y soy una máquina.

Ya en carrera comentamos entre nosotras nuestros entrenamientos, proyectos de carreras, hacemos el calendario común para ir coincidiendo.

Terminamos de correr y llega la hidratación, barquillos, rosquillas, más saludos a la gente a la que a primera hora no habíamos visto porque es difícil pero a última hora ya hemos saludado a casi todo el mundo.

El hijo mayor de Pablo Carmenado y Elena Jiménez va repartiendo los dulces típicos de estas fiestas gentileza de Pastelería Mallorca. Descubro a Elena Sanz y a Toni, que vienen con los dos niños. ¡Qué grandes ambas familias, deportistas, buena gente y que van metiendo en este mundillo a los críos.



Nombrar a todas las chicas va a ser complicado, cada vez somos más las que ya estamos unidas por tantas cosas, cuatro quedadas, carreras, horas de tuiter… dan para formar un gran lazo. Si me olvido de alguna no me lo tengáis en cuenta. Ha sido precioso, como siempre, coincidir con todas vosotras, esas risas que dan tanta vida.

Belén Delgado, Elena Sanz, Loli Cobos, María Luisa, Ana Fuertes, Carmen Sanz, Almudena Casas, Ana Merino, Sonia, Tamara, Belén González, Marta Núñez, Elena Jiménez, Beatriz Núñez, Lola Gimeno y muchas más.

Y nuevamente llega el sorteo de todos esos regalos increíbles, para ello depositamos nuestros dorsales solidarios con los datos en el reverso en una caja y por si alguien todavía no lo sabe, los dorsales solidarios se pueden comprar en internet desde 1 euro en www.unoentrecienmil.org o vía SMS, enviando las palabras "AYUDA CORRE" al número 28099 y se pueden llevar a todas las carreras, no sólo son para las quedadas de #mujeresquecorren, aquí la ayuda masculina también es muy bien recibida. Ya van por el 16121.

Entre los premios:

Tratamientos de fisioterapia, faciales y dentales por Isidro y Márquez, curso de automaquillaje de Marta @Mi_Cuaderno, productos de belleza, las famosas alitas, una cena para dos, entradas para el cine, estuches de perfume de DKNY Be Delicious de los que me ha tocado uno y luzco en alguna de las fotos.


Y al final de la mañana lo más esperado por todas esas compañeras que mes tras mes van viendo cómo en Madrid montamos estas quedadas y que por fin van a tener la suya y conocerán a estas cuatro mosqueteras: Cristina Mitre, Amaya y Tamara Sanfabio y Eva María Tomé. Primero será en Gijón el 22 de junio y después en Bilbao el 29 de junio.

Y así hemos pasado algunos la mañana de San Isidro, el agua la hemos tenido, faltaron los azucarillos y el aguardiente pero poco nos ha importado porque hemos disfrutado de cosas mucho mejores.

Hasta pronto, en carreras, en tuiter, por la calle, cualquier lugar es bueno para vernos.

María Caballero

@MCG66Madrid

P.D. Gracias Rai por la foto de arriba en la que me sacas tan madrileña, tan chulapa.







miércoles, 1 de mayo de 2013

Maratoniana y mujer, es posible. Mi primer Mapoma







El Maratón de Madrid, 28 de abril de 2013
 
Apuntes antes del Maratón

Decidimos correr Mapoma este año un grupo que pensábamos compartir entrenamientos, sufrimiento, esfuerzo, dolores y la gratificación de atravesar la Meta, no juntos, pero sí todos.

Por el camino se quedó Raimundo Zárate, el 13 de abril una caída tonta le fractura el brazo y tiene  que renunciar a su sueño sólo por el momento.
Justo el sábado 27 de abril, mi hermano Miguel me confirma que no va a correr. No se encuentra bien y el cansancio acumulado por exceso de trabajo no le va a permitir terminar.


Ya sólo quedamos, Alberto y yo. Tendremos que repetir el proyecto otro año, porque estos cuatro, por mi dura cabeza, que cruzamos una meta todos el mismo día.

Me despierto sobresaltada, creo haber escuchado en sueños el despertador, no sé hace cuánto. Lo miro, las 4. Me levanto al baño, principalmente para beber agua. De nuevo a la cama, me es imposible volver a dormirme, vueltas, pensamientos de todo tipo. A las 5 de la madrugada me está doliendo hasta la cabeza, decido que mejor levantada, al menos voy haciendo algo.

Lo primero mirar el dorsal, es un ritual, una tontería que me tranquiliza. Después abrir la ventana y respirar el aire de la mañana, intuir la temperatura unas horas después.

Voy preparando el desayuno. En esto no soy ningún ejemplo. En todas las carreras es igual, en ésta un poco más abundante. Yogur natural, mucho pan con paté y café con leche. Lo dejo y me ducho, si me lo tomo ahora a las 7 tendré que comer otra vez.

Comienzo a vestirme. La parte superior la tengo clara. En la Media de Madrid pasé mucho calor, hoy camiseta de manga corta y la de tirantes de Mapoma. La duda desde hace una hora es la malla. Preparada la corta, no lo veo. Hace mucho frío. Posibles calambres, las rodillas resentidas. Agarro la de invierno y que sea lo que tenga que ser. Abundante vaselina en los pies. Creo que me paso un poco pero una vez fuera de casa nunca me quito las zapatillas, tiene que ir todo perfecto. Esto se debe a que un chico en una carrera comenzó a gritar ¿dónde está mi zapatilla? algo desesperado. Mientras se cambiaba algún corredor le daría una patada y estaba a varios metros. A mí eso no me va a pasar.

Compruebo por tercera o cuarta vez que llevo todo en la bolsa y por supuesto vuelvo a mirar que el dorsal va conmigo. Fuera.


Punto de encuentro a las 8 delante del Ayuntamiento para las fotos de familia. Con las Gacelas de Madrid, los Drinkingrunners y demás runnerstuiteros.


Aparece Shinichi Sasaki. Besos, nos deseamos suerte, foto y al momento ha desaparecido, llevando en su cámara a todo el mundo.

 



Abrazo enorme con Javier, Espíritu, González. Un veterano que también está como un flan. El maratón nos pone a todos igual.






Por fin conozco a Alberto de Málaga. Charlamos un rato, comentamos estrategias y ya con la carrera en la cabeza ni caigo en hacernos una foto juntos. Lo siento compañero. Gracias a que Shin está en todo…


La cola para dejar la bolsa en el ropero, ¡increíble! Más de 20 minutos. No estoy nerviosa porque la organización me ha concedido un dorsal bajo, y tengo cajón de salida seguro, el segundo. Nos han considerado mucho a las mujeres, asegurándonos una salida tranquila y en las mejores posiciones.

Antes de ir a la feria del corredor me torturaba pensar que pudiese salir muy detrás, quedarme descolgada, que todo el mundo avanzase muy rápido y verme forzada de ritmo o quedarme aislada con lo que eso supone.  

La cola para el baño otra tortura. Cerca de 20 minutos. Me queda poco tiempo para calentar.

Al entrar en el cajón me indican que me dirija al primero que está bastante vacío. Un punto de angustia, a este paso salgo con los profesionales y me muero del miedo.

Me da tiempo a relajar, seguir calentando, conectar pulsómetro.  Estoy más que preparada.

Las 9 y pistoletazo de salida. Hay bastante gente delante porque salimos muy despacio.


Los primeros 5 kilómetros transcurren fáciles subiendo hasta Plaza de Castilla, tengo un ritmo establecido y ninguna intención de moverlo. El único punto es que voy a correr al contrario de lo que es “lo normal” despacio cuesta abajo y tratando de recuperar ritmo cuesta arriba. En las últimas tiradas ultralargas el gemelo izquierdo se tensó bajando las cuestas y hoy eso no va a pasar.

Hasta pasar por los 10kms, Príncipe de Vergara, no miro el tiempo. Una hora clavada. Dentro de lo previsto.

La gente me adelanta, ya hay quien tiene problemas y comienza a caminar… No pienso en nada. Sólo en mí, y trato de que el entorno no me influya. El reuma de la rodilla izquierda me da los buenos días, la temperatura tan baja me está empezando a afectar. Es algo que conozco y no me altera. Sé que cuando esté bien caliente dejará de molestar.

Saliendo de Fuencarral se divisa la Gran Vía que es una maravilla, increíble correr aquí. Hay un montón de gente animando. Busco a Rai pero es imposible encontrarlo. Un corredor se queda al lado y me mira. Descubro a José Luis, Johnny en tuitter. Vamos charlando, comentando nuestro estado y enfilamos Preciados. Llegar a Sol es el primer subidón de la mañana, parece mentira llevar ya 18kms., la gente es un clamor, música a tope, esa zona pone la piel de gallina en todas las carreras, hoy más porque la gente sabe el esfuerzo que vamos a hacer y se vuelca. En Ferraz, aparecen los 

Robertos, Capilla y Lanzas. Van a conseguir una buena marca, fuertes. No dejan de darme consejos, ánimos y aseguran que paso la meta.

Antes de llegar a Casa de Campo aparecen Román y Gonzalo, gacelas de Madrid, saludos, preguntan cómo voy y siguen camino. Pierdo a Johnny.

Nada más entrar en Casa de Campo no me la juego y por si acaso pido ayuda a los chicos de Madridpatina, chupe de réflex en la rodilla y a seguir camino. 

Por primera vez tomo la mitad de un gel, hasta ese momento no creía necesitarlo y sólo llevo agua dentro. A partir de ese punto alterno, un avituallamiento agua, el siguiente Powerade azul.  

La Casa de Campo no me parece tan terrible, la afronto bien, voy fuerte y debe ser que entreno en lugares más vacíos que éste y como siempre voy sola no veo lo horroroso que me comentaban los compañeros. También me ayuda haber realizado este recorrido con algunas de las Gacelas unas semanas antes. Saber lo que hay delante ayuda a dar seguridad.

Viene el segundo subidón de la mañana. A lo lejos veo a Elena Sanz, con su marido y el peque. Me grita, tira fotos y me lanza una frase que agarro y voy repitiendo unos kilómetros: aguanta, ahora ya tienes que aguantar… Esto es ya el km. 28. Aquí las fotos de Elena.



Rodeamos el lago y primeras vistas no deseadas:  compañeros sentados en el suelo muertos de dolor, gente cojeando… hoy no soy humana, no me afecta. Parece que estoy tras la tele y no participo, sólo observo y corro y no pienso. Enfilando la salida de Casa de Campo, de nuevo Elena, me grita algo y no consigo entenderlo, sólo sé que me ayuda que esté ahí.

Como el viento, Alberto Barrantes en el km.30, va genial, lanzado, sé que es su carrera eso se nota. Reduce ritmo, me da ánimos, me dice: vas a terminar y cabeza… cabeza… lo repite varias veces. Le miro y corre increíble, en breve le pierdo y me deja una alegría dentro que no puedo explicar.

Antes de afrontar el plato fuerte del día, nueva dosis de réflex, a la rodilla le ha sentado genial y la quiero tener contenta. Un poco antes del Madrid Arena gritos, palmas y aparece Loli Cobos comienza a correr a mi lado, ¡esta mujer es única! y me dice vas genial, te veo a tope y detrás queda Lolo que me hace gesto de adelante y sonríe. En esta zona la gente no para de aplaudir. Es brutal el apoyo que recibo como mujer corriendo el maratón. No hay persona que no tenga una frase, un gesto. Somos pocas y nos reconocen el esfuerzo, el que estemos hoy aquí. El grito femenino de esas #mujeresquecorren se repite a menudo por todo el recorrido, no sé si casualidad o conocimiento de este movimiento.

Vamos por Ermita del Santo, ahora comienza lo duro, subidas y más subidas con todo el esfuerzo que llevamos detrás, con el cansancio ya presente encarando lo más difícil. Agarro lo que queda del gel y me doy instrucciones.

Por el Paseo de las Acacias, varias señoras me emocionan. Una a voces: eres muy grande mira todos los tíos que llevas detrás y todo corriendo a mi lado. Metros después, otra qué alegría ver que las mujeres podemos con todo lo que queremos y levantaba el brazo en señal de ¡bien! Lástima no poder grabarlo todo.

Este tramo es duro porque los compañeros que van fuertes comienzan a pasarme. Yo no soy velocista y si intento forzar puede que tenga que pagarlo al final. Es un tramo duro, la cabeza debe permanecer firme y poner el  límite: tu ritmo es éste, ahí.

Aparece Pablo Carmenado y adiós. Después Mario Silva. Al rato Javier Pintos.  En lo que coinciden todos es en esa bajada de ritmo para preguntar si tengo problemas, si necesito apoyo. En este maratón corro sola, creo que es lo adecuado. Ir con otro ritmo, con el de la persona que pudiese llevar al lado me haría forzar, no aguantar hasta el final. Ahora comprendo que ha sido lo correcto.

En la calle Segovia un sevillano al que le hice una foto en Expodepor me reconoce y relaja para preguntar si quiero ayuda, ve que voy bien y sigue. Es impagable lo arropada y el apoyo que he tenido de todos estos maratonianos, saber que están ahí me hace tener seguridad.

A esta altura sólo deseo ver el Reina Sofía y mi querida estación de Atocha. Nunca me he alegrado tanto de verla, me parece más bonita que nunca. Y como una broma pesada noto que no puedo más. 

Golpe en el km39. No es el muro, señores, ni de lejos. Las piernas aguantan, la cabeza va como un general pero el hambre me mata. Sabía que podía llegar. Si en los 10kms me golpea, aquí era casi seguro.


Más gente comienza a comentar lo mismo. En el bolsillo llevo pasas y orejones para una emergencia. Y ninguna mejor que ésta. Ya no creo que me afecte mucho al estómago. Toca comer. Como y pienso no me puedo desmayar aquí, en Alfonso XII está Rai, viene a darme el último empujón y vaya susto se llevaría. No puede ser. Me recupero y creo que demasiado. Veo a distancia a Rai y a Belén, les digo hola con los brazos y me hace unas fotos en las que salgo como si estuviese de paseo. Esta subida es matadora, las piernas tienen que trabajar duro. Aquí voy ya muy contenta. No he dejado de correr ni un metro y sé que termino.



Distraída, un megáfono me vuelve a la tierra, Almudena Casas grita mi nombre, campeona, eres única y no recuerdo cuántas cosas más. A su lado Ana Merino me agarra la mano y me emociona al decirme que bien vas…

Y pensando entro en el Retiro. Creía que ya no tenía fuerzas pero corro como nunca, mucho más rápido que en las carreras cortas. Hay gente gritando mi nombre pero no sé muy bien quienes son todos ellos, sólo los más cercanos porque reconozco las voces.

Y cruzo la META y no lloro. Ni una lágrima. No es falta de emoción. Estoy vacía, ya no me queda nada, el cansancio llega de golpe, aunque la alegría  todavía me da para abrazar a Pablo Carmenado, Oscar, Javier Álamo y Pintos, Mario Silva, mi buen Alberto Barrantes que casi me hace llorar del abrazo que me dio y Shin, que llega, beso, felicitación, foto y desaparece ¡corriendo aún!

Está claro que cada uno vive las cosas de forma muy diferente.  Los keniatas ganan el maratón y entran en meta con cara de funeral. Yo sobrepaso lo programado y hago 4 horas 15 minutos y cruzo la línea feliz como me dijo todo el mundo después, que se me veía en la cara, me faltó la pandereta y cantar el “we are the champions”.

Hasta muy pronto porque sigo corriendo.

María Caballero
@MCG66Madrid


Gracias a mi familia, por aguantar mis neuras, los nervios, por los cambios de menú y el acomodarlos a mis entrenamientos.

Gracias a todos los compañeros que me han dado la vida en este maratón con su cariño, apoyo, compañía y fuerzas para completar los 42,125.

Gracias a los amigos que a pie de calle me disteis la energía y el empuje con vuestras voces.

Gracias a todos los tuiteros, principalmente a mis chicas, por sus mensajes que no son ninguna tontería, dan una fuerza increíble.

Gracias a Jesús Reolid, por sus consejos, la información impagable que me ha proporcionado y por creer en mí incluso sin haberme visto nunca correr. Mi incondicional apoyo.

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