Madrid,
9 de noviembre de 2013 – 9:30 horas
¡Qué mejor para un día de
fiesta que colocarse un dorsal, el chip y madrugar para acudir a otra nueva
carrera con salida en el Parque de El Retiro!
Me gustaría saber a qué hora
llegan los primeros, desde las 8:30 allí y algunos corredores ya andaban
calentando, con el dorsal colgado… ¡Y a mí que me parece mucho con estar una
hora antes!
Mientras me coloco mi dorsal
veo aparecer a Román, el jefe de las Gacelas de Madrid, cumpliendo con su
tirada de la Almudena. ¡Ya era raro no haber encontrado a nadie por aquí!
En esta ocasión no somos
demasiados los conocidos que corremos o, al menos, no muchos hemos hecho
publicidad de que estamos aquí.
Entregada la mochila, punto
de encuentro la famosa papelera de las Gacelas de Madrid. Allí debería
encontrarme con Gonzalo Rincón @gaceladeretiro
y Pedro @santacenero.
Pedro anda buscando la papelera y se debe poner nervioso porque avisa que se va
a la línea de salida. Gonzalo, como casi siempre, dice que hoy no va a tirar,
que va a hacer una carrera tranquila.
Tras salir del baño ya me
puede el ansia de colocarme avanzada y me olvido literalmente de Gonzalo. No
creo que vaya a ir tranquilo, yo sí que no tengo intención de hacerlo y me
coloco en los primeros grupos, veo la cabeza de la élite. Hoy sí he conseguido
un buen lugar.
Tras el pistoletazo de
salida a las 9:30 horas poca gente delante. De los que taponan los primeros
metros ni rastro.
El km1 cae muy rápido. En el túnel de Alcalá me da un poco de vértigo,
cuesta arriba va muy poca gente, nunca he visto un tramo tan poco concurrido,
veo incluso a los que van en camiseta de tirantes, ¡los buenos!
El km2 pasa sin problema. Subir Castellana
ya no me parece casi nada, le perdí el miedo hace mucho tiempo, hoy tengo una
preocupación mayor, bastante más adelante. Comienzo a ver los primeros del
grupo que ya bajan. ¡Esos sí que corren de forma diferente! ¡Con la cara, con
el gesto, empujan con los ojos! Está claro que yo no corro así, no sé si alguna
vez lo haré. De momento sé que no.
El cartel del km3 ni consigo verlo. Debo ir todavía pensando esas cosas de que
hay que poner todas las partes del cuerpo al correr.
En el km4 aún voy feliz. Hace algo de frío, y ni un trocito de carretera
con sol. Al ver Cibeles las piernas ya se ponen tensas, conocen cómo es esta
subidita. Un paseo agradable ir de Cibeles a la Puerta de Alcalá, incluso
cómodo. Corriendo duele, la Puerta parece alejarse cada zancada un poco más,
cuesta, aquí hay esfuerzo para no perder el ritmo.
En el km5 paso de avituallamiento, está despejado, me da igual, vengo con
conciencia de no perder tiempo por el agua. Todo el tramo se hace en silencio,
no hay gente animando. No me extraña. Entre el frío, el madrugar y que es
fiesta, corremos como podemos, sin el calor de voces que nos estimulen un poco.
El km6 y 7 bordeando el Retiro
también son viejos conocidos, ninguna novedad. Aquí se ve algo de gente. Nos animan
a las chicas. Caigo de repente en el detalle que agrupadas vamos ¡cuatro! La
organización decía que éramos unas 500. Debe ser, porque en el listado hemos
completado los 10kms. 418, ¡enhorabuena a todas!
El km8 duele otra vez, con la subida desde Atocha y más para terminar
apareciendo en la temida cuesta del Ángel Caído. ¡Qué lugar tan odiado y más
cerca del km9! Es cruel esta cuesta
al final de carrera. Veo cómo los corredores se quedan clavados, suben andando,
maldiciendo. Estoy entrenada para subirla corriendo, me ralentiza, miro el
crono y doy por perdida mi MMP otra vez. Pienso en mis entrenadores de Running Company, Soraya, Isma: “rodillas
arriba, braceando…” de teoría bien, la cuesta no se deja conquistar. Arriba
aparece Rai, con esa sonrisa que tanto le gusta en los tramos más duros, la del
que contempla cómodamente cómo otros están luchando lo suyo y algo más. Aún
así, le sonrío con ganas, siempre me da energía, y recuerdo el Mapoma. Los
últimos 500 metros los corro por encima de mis fuerzas, ya se puede dar el
resto, el Ángel ha ganado, cree, pero mis 50’04” de esta mañana me saben a
gloria y más al ver que estoy 4ª en mi categoría.
La RFEA y Joma apuestan para
que las mujeres corramos. De momento nos miman y nos seducen con regalos para que
incrementemos el número. A las corredoras nos regala un chándal o un
chubasquero a elegir. No está nada mal. Cuando seamos mayoría o igualemos el
número se olvidarán de nosotras, por ahora nos vamos con algunos regalos a
casa.
Lo mejor de cada carrera el
encuentro final, los abrazos, la charleta con el resto de los amigos. Allí
estaba Gonzalo, contento por haber mejorado su marca y por fin desvirtualizo a
Santacenero, el creador de mi otra yo corredora, mi caricaturarunner. Y cómo no
Shinichi cargado con miles de fotos y su eterna sonrisa y esa felicidad tan
suya. Luis Fernando y Rai, que de una forma u otra está en todas, vamos, casi como
yo...
Seguiré empeñada en buscar
mi marca, me niego a pensar que será ésta sin remedio. Ayer me dio un poco igual, recordaba lo que
escribió Javier Álamo Mi camino a Valencia, y sé que sólo tener la suerte de poder correr ya es
mucho, y más sin haberme lesionado en ningún momento, no hay que ser demasiado
egoísta.
Si corriese con música no podría pensar tantas cosas en tan solo 50 minutos de nada.
María
Caballero
@MCG66Madrid