viernes, 2 de marzo de 2018

El maratón, ese que me obliga a vivir a medias



Madrid, 1 de marzo de 2018


Durante la preparación de mis primeros maratones estas cuestiones ni me las planteaba, bastante tenía con controlar el miedo a lo desconocido, autoconvencerme de que podía superar esa tremenda distancia, y creer ciegamente, sin constatar, en lo que leía o escuchaba de que si lograba correr 30 entrenando, conseguiría completar los 42 y pico el día señalado.



A medida que han aumentado el número de maratones, lo más duro de seguir un plan es renunciar a tantas cosas para lograr llegar con una preparación adecuada a la salida, y evitar hacer muchas por no lesionarme, no agotarme, estar descansada para las tiradas largas, en definitiva, renuncias... y más renuncias. Es como encontrarme con las manos atadas durante tres meses y no parar de ver carreras, quedadas, planes de fines de semana… y no permitirme agarrar nada de eso. No sé si os sucede igual pero a mí justo cuando no puedo es cuando más me interesa todo. En otro momento, igual ni me lo plantearía, es encasillarme en el período de “¡peligro, a ver qué haces!” y me cambian los gustos.



También me planteo que igual esta impresión de pérdida que siento no es solo por lo esclavo que es el plan, que es más por la edad, y por la sensación de que cuanto más corro yo más corre mi calendario, y los meses se esfuman sin poder realizar lo planeado, porque el día 1 anoto mil actividades, y cada semana se van cayendo unas cuantas, y al final de mes, no he logrado ni la mitad. Cuando el plan maratón aparece, en un mes lo que más destaca es entrenar para él, y tachado hay poco porque lo fundamental es cuadrar los kilómetros semanales como sea, me da la sensación de que no vivo, o lo hago a medias, y lo que antes me parecía que era pasión, ya no lo es tanto, miro al maratón a los ojos y me sigue gustando, y tan solo su nombre me provoca cosquilleos en el estómago, y cuando otros me hablan de él no se me va la media sonrisa y mi cabeza trata de imaginar cómo serán esos kilómetros en esa ciudad o país que ni conozco.


Mi amor por esta distancia sigue ahí, creo que desde la primera vez que se prueba es adictiva, se mete tan dentro que vivir separados cuesta. Y me gusta descubrir en el resto esa mirada diferente de quienes están preparando uno, porque, fijaros, la forma de mirar varía, y ese leve y permanente nerviosismo con el que convivimos, también difícil de captar, que no nos abandona hasta cruzar la meta. Lo que va dejando de apetecerme es entrenarlo, porque el plan maratón es una dedicación egoísta de tiempo a nosotros mismos, que implica un desdoblamiento que hace que estemos sin estar, porque nuestro cuerpo ahí anda, pero ¿nuestra cabeza dónde se halla?, un cierto distanciamiento de la gente, al convertirse en nuestro prioritario interés entrenar, y lo que me resulta más cruel de todo, el plan maratón es una lotería con apuesta ganadora que sacamos el primer día y que en cualquier momento nos pueden arrebatar, aunque para que no suceda vamos a agarrar bien fuerte el boleto y no lo soltaremos hasta superar la meta de nuestros 42 y pico.

Hasta que vuelva.



María Caballero
@MCG66Madrid





martes, 23 de enero de 2018

¿Por qué no? o ¿por qué sí? ¿Merece la pena escribir un blog?


Madrid, 23 de enero de 2018


Hace más de un año llevaba un blog, al que creo que no le iba mal, claro está, es mi opinión, aunque que no haya dejado de tener visitas en este tiempo, y supere ya las 100.000, significará algo. Lo que no es discutible es que le dediqué mucho esfuerzo, tiempo y trabajo, deseé crearlo y me esforcé para que tuviese toda la calidad que podía darle. Me preocupé demasiado por su supervivencia, por publicar cada post en su momento, por lograr que tuviera cierta difusión. Y un día, abrí la mano, y como una cometa descontrolada lo abandoné, sin importarme su suerte, ni las horas invertidas en él.

Ni estaba cerrado, ni permanecía abierto, simplemente, nos habíamos divorciado por una grave crisis ajena a nosotros, por eso no publiqué nada al respecto, ni su final, ni un paréntesis, sinceramente, no sabía qué hacer con él.

En la misma época otros blogs dejaron de sacar contenido, fueron mis referentes en mis inicios, fuerza en momentos bajos, distracción en las semanas de nervios antes de un maratón… incluso uno de ellos ha desaparecido, porque su autor lo ha borrado y ya no cabe ni la posibilidad de releerlo.

Si vas a copiar, que sea para ayudar a alguien.

A mí, cuando dejé de escribir, de lo primero que me dieron también ganas fue de destruirlo, el motivo para no hacerlo fue el interés de mucha gente por saber cómo de golpe había dejado de publicar.

Un bloguero dedica mucho esfuerzo a hacer un trabajo por el que no se cobra, es muy frustrante ver como quien no se esfuerza ni una miaja se apodera de lo de los demás por el hecho de que está en este universo en el que todos tenemos acceso, y no hay ni llaves ni candados para proteger lo propio.

Me cansé de que quienes ni llevan móvil encima me robasen fotos para decorar sus publicaciones sobre carreras, quedadas y otros eventos. Y no me refiero a las fotos en las que posamos quince y dispara uno, porque esas, al fin y al cabo ¿de quiénes son? Hablo de las que se consiguen observando, perdiendo tiempo, dejando de charlar con gente para lograrlas… Si coges lo que sea, cita, al menos eso.

Si vas a copiar, que sea para lograr que
este mundo sea un poco mejor,
no para favorecerte solo a ti.

Me cabreé demasiadas veces al ver mis ideas en publicaciones de otros, con su conciencia muy tranquila porque habían añadido varias anécdotas personales y eso lo arreglaba todo.

Me aburrí de discutir por lo mío.

Y el colmo llegó cuando me copiaron hasta el nombre del blog y me trataron de convencer de que era del otro, cuando había modificado su nombre tan solo seis meses antes.

Al dejar el blog me sentí muy frustrada, pensando que habían ganado, que me rendí muy pronto. Tras unos meses, hasta agradecí esa situación, incluso os digo que me hicieron un favor, aunque quede claro que ni perdono ni olvido. Reconozco que me empezaba a notar repetitiva, correr las mismas carreras y contarlas de forma distinta es prácticamente imposible, hay muy pocos cambios que introducir, salvo los actores, las personas con las que coincidimos, el escenario es el mismo. Además, iba dejando de participar en carreras por falta de tiempo para montar los posts, me estaba condicionando el blog.


Si vas a copiar, que sea ilusión, alegría, risas y ganas de
compartir tu tiempo y tus aficiones. Foto de Parques Run - Cuña Verde

Ahora vuelvo pero no igual, ya no seré la cronista de las carreras madrileñas, ni publicaré cada vez que me cuelgue un dorsal, probablemente ni siquiera tendré regularidad, y por supuesto, si regreso será para escribir tanto lo que pueda gustar más, como lo que no, creo que sigo teniendo algo que contar y me apetece hacerlo.

Hasta pronto.



María Caballero
@MCG66Madrid



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